1

descolorido

Hoy tu recuerdo cambió de color, le bajó a su tonito que ya estaba cansando. La desilusión empalideció, se enfermó de ridiculez. El enojo es menos rojo, más bien es sonrojadito y rosado, más parecido a la vergüenza, y esa es por darte el poder de irritarme al grado en que lo hiciste. La decepción es casi invisible ya, no porque tengas sentido sino porque lo que hiciste sólo se me hizo raro por el pedestal en el que te tenía, pero de cualquier otro vato – en mi cinismo, quizá – no se me hubiera hecho en absoluto inesperado.

Ya tu rostro está más pixeleado, como si mi cerebro – el cual tomó un innecesario y desagradabe descanso mientras yo te escribía canciones – te hubiera censurado en lo que hace reparaciones, en lo que es seguro mostrar tan osada imagen que un día causó conmoción. Yo no tengo problema con que tu foto este borrosa pues, con lo ardidisisisimo que pueda sonar esto, ahorita no te quiero ni ver.

Talvez mañana cambie de opinión, pero hoy mi opinión de tí es nula, o es bastante regular, sin mucho pigmento ni sazón, y lo mejor de todo, sin una sóla lágrima que se me antoje llorarte ya.

0

De-canonización

Hoy te caíste. De la manera más torpe, te tropezaste y caíste del cielo. Y perdón que me ría, pero es que a mi esas ocurrencias siempre se me han hecho de lo más gracioso, y la ironía es algo que no muere tan fácil.

Hoy dejaste de ser un ángel, y eres más mortal que cualquier otro. Tan mortal que en cualquier momento se me muere tu memoria. Que triste asunto, pues brillabas bien bonito desde bien alto en mi ventana, pero que chistoso, lo incidental de tu caída. Planeada no hubiera podido salirme mejor la jugada, pues tú bajaste solito de tu nube de a sentones.

Y en serio me disculpo por el humor que encuentro en tu accidente, pero es que hace tiempo sé que ningun perro se come las tareas, pero a tí no te llegó el memo. Y en serio que te quiero muchísimo, mucho más de lo que podrías asimilar siquiera, pero yo no estoy buscando quien me cuente historias antes de dormir.

No puedo estar realmente enojada contigo, y me va a costar mi tiempo internalizar lo mucho que no eres perfecto, pero no te preocupes, en un ratico te alcanzo. Así talvez, si te vuelvo a ver, hablaremos de fútbol mientras nos tomamos unas chelas, yo te cuente de las cigüeñas y los aliens mientras tú me hablas del amor.

0

jugando al Don Juanito

Ni siquiera me habías visto y ya estabas poniendo en práctica tus técnicas de revista adolescente. Estoy segura que sólo viste que era yo niña y ya tenías una misión para tu ego. Te sentaste junto a mí para asegurarte la atención inmediata e inevitable. No te viste muy sutil, y tampoco muy listo.

Tengo que admitir que me hiciste sonreír. Tu actitud de “eres la suertudota que he decidido conquistar” me causó gracia. En serio, no lo digo con sarcasmo. Hasta eso tienes encanto para las obviedades y el coqueteo trilladón.

Me caíste bien, y eso ya es mucho decir. Ni sé porqué la verdad. Normalmente hubiera contestado irónica o groseramente, pero me limité a sonreír a las palabras que practicas con el espejo. Hasta te seguí un poco el juego, pues me hiciste sonreír.

No cabe duda que estoy en una ciudad de experimentos sociales y coqueteos fugaces. Ah y cómo me divierto yo con ello.

0

un photoshop… (revisited)

Cómo ve uno las cosas diferentes después de un rato. En retrospectiva, no entiendo bien porqué quería yo ser parte de esa foto, porqué querría yo forzar esa entrada. Está lejos de ser el retrato perfecto, y es en sí una serie de fotomontajes, y cada quien crea su propia versión de la historia, lo sepan o no. Además, yo ya tengo uno propio, todo un álbum de fotos que se construyó con la ayuda de varias personas, y con eso estoy más que bien.
En ocasiones me entristece, no digo que no, pero ya no vale la pena ni llorar. Es lo que es, y los que queden quedarán, eso siempre lo tendré presente. No necesito a nadie que no me necesite a mi también.
Tú, por otra parte, eres una puerta que solo estuvo abierta unos instantes, y esos instantes me bastaron para inventarme historias maravillosas, historias que solamente alguien como yo podría creer. Me sigue doliendo el estómago cada que me acuerdo que en verdad no me querías siquiera cerca, mucho menos mi amistad. Eres una gran falla en mi retrato perfecto, pues tu mismo te negaste a estar en la foto.
Por más evidencias que se me presentan, sigo sin querer creer que tu seas parte de ese fotomontaje del que tontamente quise ser parte, y que hoy ni siquiera lo recuerdo bien, es solo una imagen que veo de muy lejos y me burlo de lo efímera y frágil que puede llegar a ser. Pero es que tu mano es también muy frágil. Lo debí de haber visto antes. Lo vi en otras personas, ¿cómo burlaste entonces mi sensor?

0

Diagnóstico y prescripción. Alivio?

No he dormido muy bien que digamos, tengo granitos como si tuviera yo 13 años y como puras porquerías. He bajado de peso, le he ladrado a todo mundo y no tengo ganas de hacer bien las cosas. Me da asco la comida y la gente. No son buenos síntomas, en eso todos estamos de acuerdo.

Revisando mi historial, ya se han visto antes. Hace casi un año, me pasaron cosas similares, a la enésima potencia. El factor en común: siempre tú. Eso, en conjunto con mis antecedentes de aprehensividad e incapacidad de superar las cosas sin importar cuantas señales dicten que debo hacerlo, llevan al mismo lugar, el mismo diagnóstico: siempre tú.

Lo bueno es que – ta-da! – he encontrado la medicina perfecta. Una plática pasivo-agresiva, liberadora e hiriente, una catársis casi absoluta. Solo harían falta decibeles que la computadora no permite, y el llanto que no me puedo permitir frente a tus ojos. Permanecimos ahí, como llevados por una corriente que no entiendo pero agradezco que estuviera ahí.

Sigues rondando por aquí, muy en contra de mi orgullo y paciencia, pero ya es distinto. Dije todo – o casi todo – lo que pude haber dicho, y tu – aunque tengo el presentimiento de que hay algo que no dices – también. Ya no hay más. A veces sigo queriendo que lo hubiera, pero no hay más.

Sigues por ahí pero es de una forma extrañamente positiva. Sé bien que no debería, pero te quiero mucho. Sigue demasiado cerca de mí ese instante, esos 5 minutos en los que me dijiste que la amistad era lo más importante. En momentos olvido los 6 meses siguientes que probaron lo contrario. A veces quiero olvidar que no eres todo lo que yo imaginaba y necesitaba.

A veces pasa eso, y a veces me siento aliviada, desahogada, libre. Espero después de toda esta tormenta venga la calma, y con ella la tan esperada cura. Me rompiste y ahora solo quiero volverme a armar. Después de todo este tiempo, why are you surprised to see I’m breakable?

Hace ya un año me prometí no volver a gritar por esa herida. Ah pero qué buena soy para eso… [Sino, pregunten aquí: No Hay Que Suponer Nada.]

0

Miles of frozen tundra

You wrote the instructions for the rest of my life. I don’t know if you noticed, but you were crystal fucking clear. I was not to look back, ever. If your thoughts should turn to death, gotta stomp them out, like a cigarette. If I decided to go a certain way, I was to go that way, no matter what.

I was not to trust too much, in anyone or anything at all. Trusting was for the losers, the weak-hearted, the ones that would always be stepped on. You taught me all too well that in order to survive one had to be the strong one, the tall one, the cold one. Someone might get hurt, but it wont be me…

Lesson no. 3: Take it Easy, Love Nothing. If nobody cares, why should I? And so it went, me on the front row of a strike marching to nowhere land, with nothing to offer but willing to take it all. Love’s an excuse to get hurt.And to hurt.

I learned it all by heart. I believed in what you said, I bought the whole thing: hook, line and sinker. You taught me well, didn’t you? And what am I to do now, now that people ask for my trust, for my heart, and I cannot give it away?

I must admit that you made life easier for me, in oh so many ways. Not necessarily better, but easier, which is what you’ve always liked. I should probably feel cheap, but I just feel free, and a little bit empty.

0

Sgt Pepper Lonely Hearts’ Club Band

Membership can be hell sometimes. There is a responsibility, a commitment to it that people seldom understand. Have you ever been denied access to someplace you are allegedly member in? Maybe you didn’t pay the bill on time, or you do not go often so you earn a penalty, or there is some trouble with a machine or whatever reason there might be. It feels strange. It is only a club, an association, a faceless hybrid thing, so why are you kind of sad? You feel you are being rejected, even if that may not necessarily be the case. It is just some paperwork, after all. The thing is, your card says you are a member, but the machine or the crabby-looking guy at the entrance says you cannot be there. Membership can get fuzzy and confusing at times.

The thing is, sometimes, you stop wanting to be a member. They tell you you have not paid the bill, or there’s some trouble with your personal information, or you have lost it due to lack of attendance, or whatever. They tell you this and you immediately want to fix it. You can’t, so you go home. Tell your wife and kids, or your friend, or your cat, about your problem. They tell you to fix it. There is no time anymore so you go to sleep, still worried about this: this is a club you’ve been in since you were a little kid and your nanny used to take you and your mom used to talk about how lucky you were to be a member. You lay your head in your pillow and start to think. Maybe you should just cancel that membership after all. You start listing all the things you don’t like about being there: the food is always bad, or the service sucks, or the grass is just not the height you like it. You have your pro and con list, you stare at it for a long time, and the cons outweigh the pros by a longshot. You don’t reckon that paying a membership, socializing with the owners, smiling pretty at the big faces is worth it anymore. It is not that they are not letting you in anymore, it is more like you’re letting yourself out.

But how do you do that? You have never done that before. How do you tell your mom that this is not what you want anymore? How do you rephrase it so that the owners, members and big faces do not think you’re an ass to not want to be in their wonderful, edgy, shiny and on top of it all, flowery, club? How do you act amongst your friends, and who are they, anyway? There are somethings you liked about that place, some acquaintances you’d like to keep, some friends you’d like to stay friends with. How do you do that, if you are not going to play squash on Sundays? That is the big question here, HOW?

 

0

Mascaritas de papel (continuación…)

Cada día me doy más cuenta de lo frágiles que son esas imágenes que proyectamos con tanto orgullo pero con tanto miedo de que se nos caiga la toalla y todo mundo nos vea como somos. Otros no tienen miedo, no sé si porque se sienten tan suficientes y tan seguros de que la máscara va a estar ahí indefinidamente, o porque confían firmemente en que la fachada se ha fusionado de tal manera con nuestra naturaleza que ya son uno mismo.
Creo que por lo mismo de mi creciente intolerancia a las mariconadas, yo ya me cansé de esas mentadas mascaritas y pues a quien no le guste lo que ve pues que voltee para otro lado. No me voy a complicar viendo con quien soy así y con quien de otra forma: actividad que parece gustarle a mucha gente. Si alguien me cae mal, lo sabe, si me caen bien, si los quiero, si los odio, si me gustan, lo mismo. Va la misma honestidad – bienvenida o no – para todos.
Y es que lo que algunos no se dan cuenta es que estas falsas evidencias que uno muestra a cuenta de nuestro preciado compromiso con los que nos rodean, hacen mucho daño. Como casi toda mentira, llega un momento en que no puede consigo misma y se cae, tirando todo cuanto puede a su paso. No se escucha nada, pues nada se ha dicho. No se ve nada, pues nadie se molesta o se atreve a moverse. Simplemente un buen día desaparece, sin un porqué, y sin ganas de explicar ya nada.

1

dancing with myself

I am feeling totally Canadian today, so Im gonna write this in english (and yes, I refuse to right english with a capital “E”).

Today, I miss you like I have done all these years without really noticing, or while totally denying it. But today I realize the full weight of your absence.

Today, I seriously feel like jumping on a plane and flying to you and talk to you and dance and shout and do stupid things. I really need that.

Today I realize, also, the irony behind the fact that one of “our” songs is called “Dancing With Myself”. That’s all I do sometimes, in moments in which you would have been right by me.

Today is that I feel like crying and not because I miss my friends in Mexico, or my family, or the food, or am just homesick. I feel like crying because I havent lived in the same (fucking) city as my best friend in almost 4 years.

Today is that I am seriously considering looking up universities in Barcelona. I would probably never study, but these next 4 years would rock the hardest if I moved there.

Today is that I am about to take a big step in my life and do not know if I should call you or accept, like I have done before, the fact that I am going to take all these steps without you knowing – or knowing of them 5 months later.

Today, I need to stop writing, think of something else, go places. I am feeling Canadian, and yet very very blue.

 

0

Muy casual y sin fé en nada

Amigo:?.. En fin.

Ayer te saludé muy casualmente como si no hubieran existido estos últimos meses, como queriendo creer que aun existía algo a qué abrirte los ojos, que aun había razones. Platicamos un rato, muy amenamente, y algo hizo click dentro de mi. Esos meses SI pasaron, esa distancia SI existe.

Me sigues cayendo bien, no digo que no. Pero más allá de eso y de que nunca podré ser fría contigo pues, a pesar de todo, te aprecio sinceramente, perdiste ese “algo” que un día tomaste por prioridad y después lo decidiste ignorar. Lo perdiste porque nunca te moviste un centímetro por buscarlo.

Quise pretender que aún creía en ti, escribiendote como parte de mi historia, parte de mis buenos deseos; quise profesar mi fé en ti. Pero algo no estaba bien en esas líneas que escribía: eran mentiras caprichosas de una niña ingénua y necesitada de tu atención, una niña que ya no soy. Ya no tengo fé en tí.

Ahora te hablo sin pedir una respuesta, y ni siquiera me duele decirlo. Así eres y así somos. Esperar que me pidieras perdón o que arreglaramos algo sería demasiado, y yo ya esperé un buen tanto. Hoy distingo claramente lo que significa ser tu amiga, y soy más feliz.

Seguiremos siendo muy buenos amigos, de esos que se preguntan la tarea y hasta se saludan en la mañana. Siempre estaré ahí, y tu también.